Enero 3 2011 Medellín - Tolú


















A eso de las 4:30am, nos quedamos de encontrar los 6 (tres motos) en la terminal de transportes del norte en Medellín.

Una FZ16- John Fredy Carvajal y su novia Leidy
Una pulsar 180ug- Andrés Felipe Jllo y su novia Sandra
Y yo, Juan Camilo Jaramillo con mi novia en una pulsar 220.

Todavía era de noche cuando salimos, en el camino de niquia al hatillo nos encontramos por lo menos con cuatro animales muertos en la vía. Demasiado peligrosa a esas horas en cuestión de alguna caída o accidente.

A eso de las 6am llegamos a Sta. Rosa de Osos. En un frio extremadamente agresivo. Desayunamos en el Parador de Sta. Rosa. Todo a un precio normal, teniendo en cuenta que solo llevábamos $800.000 por moto y teníamos que ser ahorrativos con los gastos.

A eso de las 9am, paramos en el alto de ventanas. Yo llevaba ropa que no utilizaba para la gente pobre de ese sector  del departamento. Tienen una costumbre algo rara, con su mano doblan la muñeca como llamándonos. En realidad es una forma de pedir plata, ropa, no sé, lo que sea.

A las 12m, llegamos a Caucasia, luego de un fuerte aguacero (en pleno 3 de Enero) bajando de ventanas nos toco parar a ponernos el impermeable.
Llegamos a Caucasia cocinados del calor con el plástico del impermeable calientísimo, había escampado unos kilómetros atrás.

Seguimos y paramos en Planeta rica a tomar uno de los jugos más deliciosos que he probado en mi vida (al frente de la bomba). Cada uno a $3.000 pesos.

Cogimos la vía a Planeta Rica – Montería – Lorica –Tolú.
Llegando a Montería, nos cogió uno de los aguaceros más fuertes que he vivido en una moto. Los impermeables no soportaron tanta agua e igual llegamos a Montería empapados.

Ese día no almorzamos, estábamos cansados y el agua y calor nos quito cualquier señal de apetito que pudiese aparecer en un viaje.

Llegamos a Tolú sin ninguna novedad a eso de las 3 o 4pm, no recuerdo. La vía entre San Antero y Coveñas estaba muy mala, mucho hueco pero nada del otro mundo.
Al final nos demoramos 12 horas, andando a una velocidad promedio de 100km, eso sí, parando mucho.

Enero 4 2011 Tolú























Sandra, consiguió desde el día que llegamos una cabaña prestada (con las comodidades más que necesarias para estar tranquilos). Amanecimos en este lugar y decidimos quedarnos el segundo día de viaje sin utilizar las motos ni para ir al parque del pueblo.

Madrugamos y nos embarcamos en una lancha a conocer los barcos pesqueros, la cabaña donde dicen los lugareños: se hospeda el Pibe cuando va a Tolú. $30.000 pesos por los seis.

Al finalizar del viaje en lancha, tomamos un bus con destino a Coveñas.
Nos hicimos en una playa muy amena y nos dedicamos a la vida buena esa tarde.
En la noche nos tomamos unas cervecitas en el malecón de Tolú.
Les recomiendo tener mucho cuidado (no solo en la costa). Cuando le ven la cara a uno de turista le quieren sacar plata por cualquier cosa. El tendero de las cervezas cobro más de lo debido.

Enero 5 2011 Tolú – Riohacha


















El tercer día amanecía muy temprano. Madrugados a las 5am, emprendimos el segundo y más largo recorrido del viaje, tolú – Riohacha. 5 departamentos en un solo día.

Tomamos rumbo por la carretera Tolú – Tolú viejo – Sincelejo – El Carmen de Bolívar hasta llegar a Barranquilla.

El tema del invierno empezó hacer efecto cuando arribamos a Tolú viejo, un puente caído era el primer obstáculo en este recorrido. Sobrepasamos este mismo por un puente de madera (muy rustico) que había unos metros más arriba.

Pasamos por Sincelejo, la verdad la impresión que me lleve es que la gente es muy agresiva (con todo respeto) con sus motos, carros, bicicletas etc. La gente no se fija cuando cruza las calles, todos andan como locos.

La idea en este recorrido era tomar la vía El Carmen de Bolívar – Bosconia – Valledupar – Maicao, pero unos camioneros a los que les preguntamos el estado de la vía, nos dijeron que estaba en muy mal estado por el mismo tema de las lluvias.

El desayuno fue en el Carmen de Bolívar luego de atravesar los montes de María. Paramos a comer arepa de huevo (muy deliciosa $1.000 pesos).

Minutos después de arrancar de nuevo, mi compañero John Fredy paro hacer sus necesidades fisiológicas. Puso su moto al borde de la vía y se bajo hacer lo suyo. Lo malo fue que no conto con que el peso de las alforjas hiciera que la moto callera sola y se dañara la manigueta del clotch. Todo sin novedades.

Seguimos la ruta y llegamos a una población “San Juan de Nepomuceno”, ahí, la policía nos paro para una requisa normal. La idea era más que todo preguntarnos de dónde veníamos y a donde nos dirigíamos. Todo sin novedades.

Seguimos y aquí, algo de lo más notable de los 8 días de estar recorriendo parte de Colombia: El canal del dique y las inundaciones de Atlántico (Calamar -  Suan – Campo de la Cruz etc.). Sin palabras, solo digo que lo que vimos todos los colombianos por la tv, no le llegaba a los pies a lo que vivió o vive esa gente con semejante desastre. Durísimo haber tenido que ver esto.

Llegamos a Barranquilla (1pm más o menos) en un calor infernal. Sin ingresar a la ciudad ingresamos al Puente del Pumarejo (hermoso ver esto), el rio grandísimo a esa altura del departamento, barcos gigantes adentrados en pleno rio.

Soy muy sincero. El cambio de departamento, cuando se cruza del Atlántico al  Magdalena (solo los separa el Puente del Pumarejo) cambia totalmente el paisaje. Magdalena es muy muy hermoso.

Cruzamos la ciénaga, hermosa como dije antes pero peligrosísima. La velocidad y los vientos que soplan en ese lugar son una mezcla casi que letal en moto. Los carros pasan rapidísimo y cortan el viento que viene de la costa, creando un espacio para que la moto se ladee demasiado. Muy bello esta parte del recorrido, pero demasiado, demasiado calor.

Pasamos por un lado de Santa Marta. Empezamos a bordear la sierra nevada a eso de las 3pm. El clima en esta parte se torno un poco más tranquilo pero húmedo. Empezamos a ver los indios de la sierra y a ver por primera vez en todo el viaje los pimpineros (personas que venden gasolina traída de Venezuela muy económica y EXTRA).
A medida que se recorren kilómetros para llegar a Riohacha, se va encontrando más y mas económica.
Llene mi moto con $12.000 pesos (normalmente son $32.000 en Medellín).

A las 7pm. Con un cansancio inmenso y un mugrero pegajoso en la cara y la ropa de todos (polvo,  mosquitos etc.) hacia que solo quisiéramos habitación, baño y cama urgentemente (mas la segunda que todas). No todo fue como pensamos, nos demoramos unas dos horas buscando hospedaje económico (pero tampoco cualquier cuchitril).
Dimos con uno cerca del mercado (Hotel Panorama). A $25.000 la habitación por pareja (cama, tv, baño y parqueo para las motos) no muy lujoso pero no íbamos a dárnosla de pinchados, el presupuesto era corto.
Nos instalamos y fuimos a buscar comida al malecón. Hermoso lugar (Nota importante: no dejan ingresar motos a esa calle ni al parque principal de Riohacha, te inmovilizan la moto por 5 días).
Fuimos al muelle, caminamos por la ciudad y conocimos otro pedazo más de Colombia. En las esquinas todo vehículo hace sonar su pito, debe ser porque casi no hay ni PARES ni SEMAFOROS.
Nos recomendaron mucho no andar por los lados del mercado a pie, decían ellos que roban mucho.

Antes de acostarnos agotadísimos, un hombre que nos atendió en el hotel nos aconsejo mucho y recalcadamente madrugar para ir al Cabo de la Vela. La idea era ir y volver el mismo día (decía que teníamos que arrancar a eso de las 3am), al final ninguno le hicimos caso.

Enero 6 2011 Riohacha – El Cabo de la Vela


















Que duro nos dio no haber tomado la recomendación del personaje del hotel, que duro!
Dejamos todas nuestras pertenencias en las habitaciones pensando llegar el mismo día.
Arrancamos inocentemente a las 6am para el cabo de la vela, luego de haber humedecido las cadenas de las motos por el largo trajín el día anterior.

Tomamos la vía Riohacha – Cuatro Vías – Maicao.

Luego de 1 hora de camino a velocidad promedio de 100km, llegamos a cuatro vías (aquí ya nos sentíamos en la propia Guajira), el tren del cerrejón con sus largos y largos vagones, chivos por donde se mire, quejidos de chivos que estaban siendo sacrificados,  indios, calor Etc.
Aquí la gasolina era mucho más económica, el galón alcanzaba los $2.300 pesos.

Otra hora más de camino a la misma velocidad nos llevo a Uribía, la última población de la Guajira con carretera pavimentada y punto de encuentro de casi todos los indios Wayuu.
Desayunamos en el parque principal, en el restaurante de un Tolimense (muy buen tipo) que tenía una cafetería en ese lugar. El desayuno más rico del viaje fue aquí $ 6.000 pesos c/u.
El Tolimense nos recomendó mucho que siguiéramos una ruta que él nos encomendaba demasiado. OTRO ERROR MÁS QUE COMETIMOS FUE NO HABER HECHO CASO A ESTE BUEN TIPO.

Partimos con rumbo al Cabo de la Vela por una trocha que bordeaba la carrilera del tren del Cerrejón (Malísima, el invierno la empeoro). En ese mismo instante nos sobre paso un carro que trasportaba lugareños desde Uribía hasta el Cabo de la Vela. Lo seguimos al paso que nos daban las motos y los huecos (Le dimos durismo a las motos).

En el km 113, el vehículo se salió de la vía principal y giro a la izquierda (algo muy diferente al mapa que nos había dibujando el Tolimense). Paramos, y decidimos seguirlo (no sé por qué, todavía no sé porque), ya no se veía el carro por ningún lado.

Unos minutos después y por el camino que habíamos decidido seguir al campero, me caigo en mi moto con mi novia. El camino era pura arena de desierto o playa, da igual, el caso es que nos caímos de la forma más tonta, pero sin mayores consecuencias, o si… solo una… NOS CAIMOS SOBRE UN CAPTUS. Nos paramos cruzadísimos (yo en las manos y mi novia en los pies). Fue más el susto.

Confundidos por la caída no sabíamos que camino coger (el recomendado por el Tolimense o el de la camioneta que ya no veíamos por ningún lado). De la nada apareció un indio en una moto con dirección a Uribía, nos dijo que estábamos cerca del Cabo y que siguiéramos la ruta por la que íbamos (según él la carretera era mucho mejor). Le preguntamos a cuánto tiempo estábamos de camino, OJO, TERCER ERROR. NO LE PREGUNTEN A LOS INDIOS, TE VAN A DAR HORAS Y RUTAS QUE NO SON LAS CORRECTAS. Este individuo en moto aparecido de la nada, nos dijo que estábamos a una horita y que el camino era muy bueno.

Seguimos confiados. Conocí paisajes jamás vistos en mi vida.
Luego de una hora de recorrido y de solo ver paisajes desérticos, caminos o laberintos (como lo quieran llamar), indios hablando su propio idioma, paramos a preguntar por el Cabo de la Vela y adivinen? Estábamos, según ellos a una hora de llegar.
Nunca en mi vida me había topado por tanto tiempo con un camino tan agresivo para las dos ruedas (era una mezcla de pantano con arena de playa), que hacía que la llanta de delante se clavara y te intentara tumbar al piso, más o menos 37 grados, una sed tremenda, un sustico interno, un cansancio físico y mental único, un desespero y rabia con las espinas que a esa hora me chuzaban las manos cuando aceleraba mi moto etc.,

Llevábamos 4 horas luego de salir de Riohacha, cada persona nos decía que estábamos a una horita de llegar y no era para nada cierto.

Luego de 5 horas de Uribía al Cabo de la Vela llegamos, no lo creíamos. No sabía si estaba contento o asustado por tener que pensar en devolvernos. Eran las 2pm y no podíamos regresar a Riohacha, nos cogería la noche en un camino tan agreste.

Buscamos posada, o chinchorro (amaca), es todo lo que se puede encontrar por allá. $5.000 la dormida por amaca, lo único barato en este lugar tan alejado y paradisiaco.
Inmediatamente fuimos mi novia y yo al hospital, nos quitaron las puntas de las espinas.

Cuando regresamos mis compañeros ya habían hecho amistades. Un señor en una moto AX-100, oxidada hasta el último rincón, quizás por la humedad, se ofreció a llevarnos de tour por todo el Cabo por un valor de $15.000.
Dejamos las cosas en el hotel y arrancamos en las motos a conocer el Pilón de Azúcar, un camino durísimo para una moto, eso sí, el guía en su moto no se ladeaba siquiera para caerse (muy buen piloto).

El Pilón de Azúcar, no tengo palabras… Digamos que es una combinación de libertad, adrenalina y una mezcla de emociones allá montado. Ventea al punto de pensar que te va elevar, al fondo se ve Puerto Bolívar donde desembarca el tren del cerrejón, los molinos de viento eólicos, un desierto bello y un mar único. Una experiencia jamás antes vivida.

Caía la tarde y el guía nos llevo al faro. El atardecer único, como todo en ese lugar.

Ya a eso de las 7pm, y luego de haber dejado el guía, buscamos un lugar donde comer. A la orilla de la playa, un lugar  típico de la guajira. Comí Chivo, carne dura pero con cierto sabor y color a la carne de res.
Era de esperarse que en un lugar tan alejado las cosas no fueran tan económicas. La comida no era la mejor (no había más), $15.000 pesos el plato, una gaseosa $5.000.
Luego de comer, nos sentamos en la playa y vivimos una noche estrellada, tranquila y única en un lugar a 1.367km de distancia de mi Medellín del alma.

La luz la quitaban en todo el Cabo de la Vela a las 10:00pm, por ser plantas de energía.

Enero 7 2011 El Cabo de la Vela – Riohacha


















Nos levantamos picados por los mosquitos. Madrugamos pensando en lo que nos esperaba para el regreso.
Ni nos logramos bañar, no había agua.
Arrancamos a las 7:00am con destino Riohacha.
Buscamos la carretera normal y principal (la que el Tolimense nos había recomendado tanto en su mapa), había mucho hueco y era mala, pero era una autopista a comparación con la vía del día anterior.

Nos topamos inicialmente con los Molinos de Viento (Eólicos), grandes, hermosos, imponentes.

Seguimos y nos enrutamos con la carrilera del tren del Cerrejón, parecía que no iba ser tan duro como la otra vía.
A dos horas de camino y parar a tomar liquido y descansar varias veces, mi compañero John Fredy se cayó (el de la FZ16). Esta vez la arenita que creímos haber dejado atrás, volvió aparecer en un tramo y lo hiso caer. Su moto se rayo mucho: el tanque, el alerón lateral, el manubrio se torció, la manigueta igual. Su novia se raspo los codos y a él no le paso nada. La chaqueta de protección le ayudo.
Le ayude a levantar su moto y nos tranquilizamos un poco, llevábamos dos horas. Estábamos más o menos a tres horas de Uribía.

Nos cogía el desespero por la ruta, y cuando ajustábamos las 5 horas: Vemos a la distancia Uribía. Fue de mucha alegría ese momento, mucha alegría, por fin pavimento!.

Almorzamos donde el mismo Tolimense, quien nos regaño por no haberle hecho caso. El cansancio me hiso quedar dormido en una silla de ese restaurante. Ya Manaure no era prioridad para nosotros. La prioridad era llegar al hotel en Riohacha.

Llegamos a eso de las 4pm. Me bañe con una alegría inigualable, como si nunca me hubiese bañado.

Me acosté y nos levantamos a las 7pm a buscar comida.
En el parque de Riohacha existe un lugar (no recuerdo el nombre), solo sé que venden unas cosas llamadas Calzones. Comimos Calzones ese día con Milo, que delicia, que delicia haber comido esto.

Enero 8 2011 Riohacha – Sta. Marta























Como fue costumbre en todo el viaje… madrugamos para salir con el sol.

El día anterior un personaje del parqueadero vecino nos ofreció lavar las motos para quitarle toda la tierra y agua del desierto. $5.000 c/u, la verdad esa platica se perdió.

John Fredy mi compañero salió en busca de comprar siquiera el manubrio de su FZ16 (era para el muy incomodo manejar en estas condiciones). Fuimos a Yamaha Guajira y como la motocicleta aun no había sido comercializada en esas tierras, toco arrancar con este torcido.

Desayunamos calzones de nuevo en el parque de Riohacha, $5.000. Sabíamos que era la última oportunidad de comer este manjar (en Medellín no los venden).

La carretera más bonita, por la que he transitado es la que une estas dos ciudades. Una vista sin igual, el mar en la parte de abajo, la carretera en una montaña, todo así por un buen rato.

Tanqueamos de nuevo nuestras motos hasta que rebosaron de gasolina (sabíamos que la oportunidad de encontrar gasolina tan económica ya se esfumaba) $13.000 pesos fueron el máximo. Compramos tarros para amarrar a las motos y llevar. Cada uno se llevo por lo menos un galón o un poco mas (esto me duraría hasta Cartagena).

Llegamos a Sta. Marta a eso de las 11am. De entrada conseguimos hospedaje. $80.000 pesos por una habitación en la que nos acomodaríamos 4 personas. Tenía todas las comodidades que se pudiese necesitar: full aire acondicionado, tv, dos camarotes y un limpio baño.

Pasamos la tarde muy relajados en la playa del Rodadero.
En la noche salimos a la zona rosa a caminar un rato. Todo estaba a reventar de gente, seria por la temporada o quizás sea así siempre, es un lugar mágico.
Paramos a comer en un restaurante y el servicio fue malísimo, tardaron por lo menos 2 horas en traernos los platos. Cada comida $14.000 pesos.

El ambiente en ese lugar era excelente, papalleras en la playa, gente por doquier, ambiente de carnaval.

Enero 9 2011 Sta. Marta - San Onofre


















No queríamos perder la oportunidad de conocer algunas cosas de esta bella ciudad.
Nos embarcamos en una lancha hacia Playa Blanca. $4.000 pesos por persona.
Diez minutos navegando por la costa del Rodadero, atravesar la famosa isla del gobernador y al frente: Playa Blanca. Su nombre hace alusión totalmente a su arena (blanca y diferente a las demás), hermoso lugar, pero como sos turista te quieren sacar la plata que lleves a como dé lugar.
Estuvimos allí hasta las 11:00am, había un camino que nos esperaba, Tolú.

A la 1pm estábamos montados sobre nuestras motos, listos para arrancar, sin saber que el camino seria más duro de lo imaginado.
De pronto seria el cansancio de haber botado tanta energía en ese rato en Playa Blanca, pero el camino fue un tormento; por tramos sentía quedarme dormido en la moto, sentía cansancio en mi espalda, me sentía mal. La ciénaga fue eterna.

Llegamos a Barranquilla a las 2:20pm y fue solo un paso fugaz. No podía faltar la foto en el estadio Metropolitano.

La llegada a Cartagena fue callendo la tarde, nos dirigimos a conocer superficialmente la ciudad amurallada y el castillo de San Felipe. Mágico todo, como el viaje completo.

Salíamos de la ciudad ya entrando en la noche. Me preocupaba mucho el saber que la carretera estaba mala en ciertos tramos y que la tendría que pasar a oscuras.
Como era de esperarse, se acumulo en mi cuerpo el calor, el cansancio, el sueño, los mosquitos que golpeaban mi casco y el desespero por querer llegar. Andamos así por lo menos cuatro horas hasta llegar a San Onofre. En este punto sentía no dar más, estaba rendido. $30.000 la noche por pareja.

El compañero de la FZ16 (John Fredy), quien llevaba alforjas, pero no soporte para estas, la llanta se le comió la derecha. Seria consecuencia de tanto hueco en esa pésima carretera.

Enero 10 2011 San Onofre - Medellín


















4:30am era la hora en la que como de costumbre estaba levantado.
Todavía de noche arribamos a Tolú, sacamos una ropa que se había quedado guardada desde el segundo día (esto para no llevar tanto equipaje).

Desayunamos en un restaurante en el malecón de Tolú. $6.000 c/u. Deliciosicimo.
Compramos los detallitos para llevar a nuestras familias y arrancamos para Medellín

A horas tempranas es muy de costumbre ver cualquier clase de animales muertos en la vía. Demasiado peligroso si se anda en dos ruedas.

A las 11:00am, estábamos ya en Montería.

El haber manejado hasta tarde y el cansancio acumulado me hicieron pensar que sería mejor parar a un costado de la vía (antes de Planeta Rica) a pegarme un sueñito, estaba muy cansado. El calor solo me dejo descansar 15 minutos, era insoportable.

Tanquie mi moto en Planeta Rica con los acostumbrados $32.000 pesos y nos tomamos un delicioso jugo al frente de la misma.

Almorzamos un exquisito pescado en el Rio San Jorge. $12.000 c/u.

A las 6:00pm apenas estábamos empezando a subir el alto de Ventanas.
Ya el trajín completo me hacía sentir hasta enfermo del cansancio, de noche creía quedarme dormido por pedazos del camino. No sé como hice para llegar a Medellín (No me valieron los 4 tintos con coca-cola que me tome).

La alegría cuando llegamos al Hatillo en Girardota fue demasiada, al menos ya sabíamos que estábamos muy cerca de la casa.

Nota: 16  días luego de haber llegado y estar cada uno en sus casas, mi primo (Andrés) el de la Pulsar 180 se accidento gravemente viniendo de Yolombo.
La irresponsabilidad de otro conductor de moto hiso que chocaran de frente. Se partió la tibia, el fémur, la muñeca, cuatro dedos y se luxo el hombro.

Dos días después de regresar de visitarlo en el Hospital de San Rafael en Itagüí, otro conductor imprudente hiso que John Fredy (el de la FZ16) chocara con un carro (no de tanta gravedad como Andrés).